GACETA INSP

¿Quiénes somos? Una breve historia sobre los orígenes ancestrales de los mexicanos

Año 7, No.4

Quiénes somos implica conocer nuestros orígenes ancestrales y con ello podemos saber de dónde venimos. La respuesta a estas dos preguntas está en nuestro genoma. Empecemos con saber que la población mexicana contemporánea es portadora de al menos tres ancestrías: 1) Nativo Americana (NAm), 2) Europea y 3) Africana. Por parte de la herencia materna, el 90% de las mujeres y hombres tienen un linaje NAm, el 8% posee un linaje Europeo y solo el 2% un linaje Africano (1). El alto porcentaje
NAm se debe a que durante la conquista el mestizaje fue sesgado; es decir, que las mezclas más prominentes se dieron entre mujeres indígenas y hombres europeos (2). Para el caso de la ancestría paterna, la Europea (38%) está presente casi en las mismas proporciones que la NAm (43%); el 19% restante son ancestrías procedentes de las regiones circum-mediterraneas que también llegaron a las Américas con los conquistadores europeos, además de los linajes Africanos (2). Sin embargo, las peguntas

planteadas pueden ser más profundas de lo que pensamos: por ejemplo, ¿de dónde venían los ancestros de los pueblos originarios contemporáneos? ¿Qué rutas siguieron para llegar a América y luego al actual territorio mexicano? La antropología genética nos permite tener un panorama amplio sobre ello.

NUESTRA ANCESTRÍA DEL LADO MATERNO

Para saber cuáles son los linajes que se heredan, se estudia el material genético mitocondrial (mtDNA), heredado de la madre a los hijos e hijas, pero que solo las hijas pueden seguir heredando a su progenie (Figura 1). Los linajes o clanes de la población de nuestro país relacionados con la ancestría NAm son: A2 (~42%), C1 (~24%), B2 (~18%), D1 (~5%) y D4h3 (~1%); A, C y D provienen de Asía central, mientras que B procede del Este de Asia (3). Los análisis genéticos y antropológicos sugieren que dichos clanes llegaron a las Américas a través del estrecho de Bering hace miles de años. Por ejemplo, A2 arribó al continente entre 19,500 años y 16,100 años antes del presente (4). B2 (20,800 años – 18,100 años), C1 (21,400 años – 16,400 años) y D1 (17,200 años – 14,900 años) pudieron llegar de forma simultánea con rangos de
tiempo muy cercanos a los reportados en A2 (4). Por otra parte, el 8% de los linajes encontrados en la población mexicana se originaron en el Oeste de Eurasia, mientras que el 2% proviene de las migraciones Africanas; todos ellos arribaron con los colonizadores españoles (1).

EL PANORAMA PATERNO

La herencia paterna se estudia a través de la región no recombinante del cromosoma Y (NRY; Figura 1). Tanto el mtDNA como la NRY son como máquinas del tiempo que, al heredarse casi sin cambio entre los individuos, nos permiten saber cuáles eran los clanes de nuestros ancestros, que son los mismos a los que pertenecemos nosotros. El linaje Q es el linaje relacionado con la ancestría NAm y uno de
los más frecuentes en la población masculina mexicana. Este linaje tiene diferentes sub-linajes, entre los que destacan Q-MEH2, Q-L54

y Q-M3. De estos, Q-M3 es el más frecuente (~79%) entre los grupos indígenas y mestizos (77%) mexicanos (5, 6). Q-M3 llegó a las Américas hace más de 18,000 años y muestra una conexión genética con grupos Nativos de Canadá y de los Estados Unidos de América (USA) (5). El segundo sub-linaje más frecuente es Q-L54, presente en un 18% en las poblaciones Nativas. Q-L54 parece haber cruzado Beringia hace más de 27,000 años. Una rama dentro de este sub-linaje -Q-Z780- es la más frecuente en las poblaciones NAm contemporáneas. Esta misma rama genética se encontró en Montana
(USA), en una momia de más de 10 mil años (7). Lo anterior sugiere que la ruta que siguieron los ancestros de esta momia, y que posiblemente sea la misma de los portadores mexicanos de este linaje, fue por la región central del continente (5). Q-L54 también ha sido encontrado en poblaciones cercanas a Mongolia (República de Altai y República de Tuvalar) relacionadas con las lenguas Túrquicas (5). Q-MEH2, es el menos frecuente (2%) y ha sido conectado con poblaciones del Noroeste de Siberia y con el lejano Este de Asia. Particularmente destaca la conexión con los Koryaks de la Península de Kamchatka (5). Q-MEH2 no había sido descrito en las Américas, habiendo quedado restringido al Noreste de Asia; solo se había descrito una variante del mismo -Q-F1096- en la población

de Lima, Perú. En el año 2021, Q-MEH2 fue encontrado entre las poblaciones Nahuas del Valle Central de México (5). Con respecto a los linajes no-nativos, el más frecuente es R1b, seguido por otros linajes como E1b1a, E1b1b, G, I, J y R1a; todos ellos relacionados con las poblaciones Europeas, del Medio Oriente y de África (2, 6). La mayoría de estos linajes pudieron haber llegado al territorio nacional con los migrantes andaluces; origen de la mayoría de los conquistadores europeos en donde R1b es
el más frecuente seguido por E1b1b (8). Otros linajes llegaron también con los migrantes del Sureste Asiático, particularmente del Oeste de Indonesia y de Filipinas hace más de 400 años, ya que el comercio también tiene un papel importante en la arquitectura genética de las poblaciones (9). Para este caso particular, el Galeón de Manila, que mantenía intercambios comerciales con el puerto de Acapulco, pudo contribuir con la diversidad de nuestra población. En este mismo tenor, linajes como el G, I y J han sido relacionados con los intercambios comerciales entre la actual España y los navegantes griegos, fenicios y cartaginenses (2). Con este breve relato se pretende ampliar el conocimiento sobre la diversidad de nuestra población, además de dar una respuesta a las preguntas ¿quiénes somos? y ¿de dónde venimos?

Figura 1. Transmisión de los linajes maternos y paternos.
(Elaboración propia)

Referencias bibliográficas
1. Bodner M, Perego UA, Gomez JE, Cerda-Flores RM, Rambaldi Migliore N, Woodward SR, et al. The Mitochondrial DNA Landscape of Modern Mexico. Genes (Basel). 2021;12(9).
2. Gomez R, T.G. Schurr, Meraz-Ríos M.A. Diversity of Mexican Paternal Lineages Reflects Evidence of Migration and 500 Years of Admixture. In: Crawford MdLM-MyMH, editor. Human Migration Biocultural Perspective. New York, NY, USA: Oxford University Press; 2021. p. 139-52.
3. S. W. Deep Ancesry Inside the Genographic Project. Washibgton, DC., USA: National Geographic Society; 2007. 247 p.
4. Kumar S, Bellis C, Zlojutro M, Melton PE, Blangero J, Curran JE. Large scale mitochondrial sequencing in Mexican Americans suggests a reappraisal of Native American origins. BMC Evol Biol. 2011;11:293.
5. Gomez R, Vilar MG, Meraz-Rios MA, Veliz D, Zuniga G, Hernandez-Tobias EA, et al. Y chromosome diversity in Aztlan descendants and its implications for the history of Central Mexico. iScience. 2021;24(5):102487.
6. Santana C, Noris G, Meraz-Rios MA, Magana JJ, Calderon-Aranda ES, Munoz Mde L, et al. Genetic analysis of 17 Y-STRs in a Mestizo population from the Central Valley of Mexico. Hum Biol. 2014;86(4):289-312.
7. Rasmussen M, Anzick SL, Waters MR, Skoglund P, DeGiorgio M, Stafford TW, Jr., et al. The genome of a Late Pleistocene human from a Clovis burial site in western Montana. Nature. 2014;506(7487):225-9.
8. Adams SM, Bosch E, Balaresque PL, Ballereau SJ, Lee AC, Arroyo E, et al. The genetic legacy of religious diversity and intolerance: paternal lineages of Christians, Jews, and Muslims in the Iberian Peninsula. Am J Hum Genet. 2008;83(6):725-36.
9. Rodriguez-Rodriguez JE, Ioannidis AG, Medina-Munoz SG, Barberena-Jonas C, Blanco-Portillo J, Quinto-Cortes CD, et al. The genetic legacy of the Manila galleon trade in Mexico. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2022;377(1852):20200419
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