El plástico es omnipresente en nuestra vida diaria. En México, se producen más de siete millones de toneladas al año, planteando graves problemas de contaminación que se manifiestan a través de diversos problemas de salud entre la población.1 Los químicos con los cuales se produce, principalmente el bisfenol A, pertenecen a los compuestos orgánicos persistentes, siendo de difícil degradación. Sin embargo, a pesar de las contraindicaciones para su uso, es utilizado ampliamente por la industria.

Efectos del bisfenol A en la salud
Las compras de productos ultraprocesados en México se han duplicado en las últimas tres décadas.2 Esto no solo está vinculado con el aumento de enfermedades crónicas, sino que también expone a la población a sustancias químicas como el Bisfenol A (BPA). El BPA es un disruptor endocrino obesogénico, lo que significa que puede alterar el funcionamiento hormonal del cuerpo, pudiendo hacer que las células de grasa (adipocitos) crezcan más de lo normal.3 Algunas investigaciones señalan que cuanto más BPA hay en el cuerpo, más probable es que una persona desarrolle obesidad.4,5 Además, al imitar al estrógeno en el cuerpo, el BPA puede afectar la producción de insulina, creando un desequilibrio hormonal y aumentando los niveles de azúcar en la sangre (figura 1).6
El BPA es uno de los compuestos químicos más utilizados para la fabricación de plásticos y resinas, especialmente el policarbonato, utilizado en botellas, envases de alimentos y otros productos comestibles.7 Dicho compuesto también se utiliza para recubrir productos enlatados y evitar la corrosión, pero, pequeñas cantidades migran hacia los alimentos y bebidas que contienen.8 Cabe destacar que el BPA es un compuesto altamente persistente, es decir, demora siglos para descomponerse, aumentando con ello su presencia en la alimentación a través de los productos industrializados que consumimos. Por esta razón, algunos microplásticos han sido encontrados en muestras de sangre.9,10,11
Diversos estudios han evaluado el contenido de BPA en alimentos y bebidas.3,12 El cuadro 1 muestra la cantidad de BPA en productos industrializados de consumo habitual en España, que, a partir de diciembre de 2024 cuenta con una normativa que prohíbe el uso de bisfenol A y otros bisfenoles y sus derivados en materiales en contacto con alimentos.13 Los datos que aquí se presentan, son anteriores a la regulación sobre el BPA en España y la Unión Europea.
La ingesta diaria tolerable de BPA es de 0.2 ng/kg de peso corporal al día.8 La figura 2 muestra el número de veces que se excede este consumo al consumir un producto con empaque de plástico de 55 g con 4,510 ng de BPA en personas con distinto peso (kg). No encontramos datos en México que proporcionen la cantidad de BPA en productos comestibles, por lo que es posible que los datos puedan ser mayores por no contar con una regulación.


Fuente: Adaptado de Gálvez-Ontiveros, Y., et al. Foods 2021
*DS. Desviación estándar **Dato no disponible
La importancia de la alimentación saludable
Investigaciones recientes sugieren que la microbiota intestinal, es decir, el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino, tiene un papel fundamental en la salud metabólica. La exposición al BPA, junto con una alimentación alta en grasas, puede alterar esta microbiota, llevando a desequilibrios similares a los que se observan en personas con diabetes.14,15 Mantener una microbiota intestinal sana es crucial para la absorción de nutrientes y la regulación del metabolismo; cualquier alteración en este equilibrio puede contribuir al desarrollo de enfermedades.
Desafíos en México
Actualmente, enfrentamos una epidemia de enfermedades crónicas a nivel global. En México, la diabetes afecta a aproximadamente 4.5 millones de personas mayores de 20 años,16 siendo la segunda causa de muerte en México en el año 2022.17 Al mismo tiempo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2020-2023, la obesidad, afecta a 37.1% de los adultos mexicanos mayores de 20 años,18 ubicando al país entre los de mayor prevalencia mundial. Mientras que, entre la población infantil y adolescente, la prevalencia de sobrepeso y obesidad fue de 36.5 y 40.4%, respectivamente, relacionada entre otros factores, con el consumo de azúcares añadidos19 que se encuentra en los productos ultraprocesados.
El consumo de productos ultraprocesados favorece el desarrollo del sobrepeso, la obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, hipertensión, cánceres) debido a su baja calidad nutrimental y su alto contenido de calorías y nutrientes críticos (sodio, azúcar, grasas).20 Lo anterior, en combinación con los químicos presentes en sus empaques, puede ser altamente perjudicial para la salud humana y planetaria, lo que destaca la urgencia de adoptar medidas preventivas, particularmente en las poblaciones infantiles que resultan más susceptibles a este tipo de consumo. Entre estas se sugiere:

Conclusiones
Regular el uso de bisfenoles en envases; mitigar la exposición a disruptores endocrinos como el BPA, otros bisfenoles y sus derivados; mejorar los entornos alimentarios; además de promover estilos de vida más saludables son pasos clave para combatir la alarmante crisis de salud humana y planetaria que enfrentamos. Asimismo, es fundamental informar a la población sobre los riesgos asociados con el BPA -y sus análogos estructurales- y garantizar entornos alimentarios saludables para las próximas generaciones.

Figura 1. Impacto del Bisfenol A en la salud. Fuente: Elaboración propia.
*PPARγ: Receptores nucleares que intervienen en el metabolismo de las grasas y la glucosa. Es muy abundante en el tejido adiposo y juega un papel importante en la diferenciación de adipocitos, la sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa.

Figura 2. Ejemplo de la cantidad de bisfenol A en un producto industrializado con empaque de
plástico de consumo habitual en España. 2021. Fuente: Adaptado de Gálvez-Ontiveros, Y., et
al. Foods. 2021