GACETA INSP

Estudiar en Japón: un reto profesional y de vida

Orgullosa becaria egresada del INSP/ESPM cuenta su aventura en el país asiático.

Ha pasado un año desde que llegó a ese país. La Dra. Sandra Luz Ávila luce jovial, feliz, pues por fin, después de mucho tiempo, vuelve a hablar con alguien en idioma español. El contacto entre quienes hoy dialogan comenzó en 2020, cuando el COVID-19 confinó al mundo. En ese año, la oficina en México de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA por sus siglas en inglés), contactó a la Escuela de Salud Pública de México (ESPM) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en específico al Departamento de Vinculación e Intercambio Académico, para ofrecer una beca para cursar un doctorado en medicina. Sin saber, se sentaron las bases para que nuestra entrevistada se encuentre en el “país del sol naciente”.

La entrevista se lleva a cabo a las 5 de la mañana, tiempo del centro de México; 9 de la noche, tiempo de Tokio. Ávila es Médica Cirujana por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); orgullosa—sonríe cuando lo menciona—egresada de la Especialidad en Medicina Preventiva de la ESPM/INSP (2018-2021), además de obtener la Maestría en Salud Pública con área de concentración en Administración en Salud.

La entrevista le trae recuerdos del inicio del proceso: “Estaba buscando oportunidades de intercambio para hacer un doctorado, pero nunca tuve en mente Japón. No estaba en mi radar, pero dos meses antes de presentar mi examen profesional para la Maestría —yo ya sabía que quería hacer un doctorado en el extranjero— recibí un correo de ESPM Difusión, con la convocatoria para realizar un doctorado en Japón en la Universidad de Juntendo con una beca de JICA. Me interesó mucho. De inmediato me di a la tarea de investigar sobre la Universidad y de la agencia aquí en México”. En plena pandemia, el responsable de la cooperación México-Japón en el campo de la salud visitó las instalaciones del INSP, para entrevistarse con el entonces Director de la ESPM, Dr. Eduardo Lazcano Ponce y con el Mtro. Carlos
Linares, responsable del área de intercambio académico. Se habló de colaboraciones futuras y de que el INSP presentara candidatos a la beca JICA que, año con año, envía a 50 estudiantes mexicanos al Japón.

Para ello, Sandra debía cumplir con los siguientes requisitos: haber cursado la carrera de maestría en medicina u otras carreras relacionadas; tener menos de 40 años; perfecto dominio del idioma inglés y, lo más importante: que la tesis doctoral abordara el tema del envejecimiento. Además de esto, estar dispuesto a vivir en Japón por 4 años. La beca que ofrece JICA es completa, cubre el costo total de inscripciones anuales, colegiaturas, gastos de viaje y manutención en Japón. Tras ser elegido por JICA, el candidato debe realizar el examen de admisión al programa de doctorado en medicina en Juntendo University.

Sandra fue elegida tras cumplir con todo ese largo proceso de selección. El programa de Doctorado- continúa—se aloja en el Departamento de Salud Global de la Universidad, que es donde estoy actualmente. En 2020, ingresé todos mis documentos y todo empataba por completo con la formación profesional que había tenido durante los 3 años previos en el INSP, pero mi caso no fue muy afortunado. Vivimos un evento que no había pasado nunca: la pandemia por COVID-19. Cuando inicié el proceso de selección —que dura entre 8 meses a 1 año—Japón cerró sus fronteras. Hice el trámite

de manera virtual y la Universidad Juntendo nos pedía enviar los documentos (currículum, títulos, certificados y demás, y nuestra carta de motivos), y me contestaron que sí era candidata para continuar con el resto de los pasos para poder ingresar, pero que nos enviarían un correo electrónico antes de concluir 2020 y nunca lo recibí». Se suponía que el programa de doctorado iniciaría en septiembre de 2021. El silencio de JICA y de la Universidad le hizo pensar que alguien más había resultado seleccionado y que la posibilidad de irse, se había esfumado. Fueron meses de incertidumbre.»

“Había entrado a trabajar al ISSSTE. Estuve en la Dirección de Normatividad de Salud, como Jefa del Departamento de Enfermedades No Transmisibles a nivel nacional. Fue una oportunidad de aprendizaje muy grande. Llevaba cinco pro-

gramas de salud en todas las unidades de primer nivel de atención. Ya había descartado la posibilidad de ir y a mediados de 2021 llegó el correo en el que se me informaban los pasos a seguir para continuar con la candidatura. Me sorprendí muchísimo y sí, fue un shock, porque la verdad mi trabajo en México me gustaba muchísimo. Tuve que tomarme un momento para reflexionar y decir: “¿Y ahora? ¿Será que todavía está todo esto en mi plan de vida? Decidí seguir con el proceso y creo que fue justo gracias a lo que estuve haciendo en el ISSSTE –lugar en el que estuve desde el momento de egresar del INSP en 2021 y hasta finales de febrero 2022–. En mi opinión sí hace falta que los tomadores de decisiones o quienes trabajan en pro de la salud de los mexicanos, en IMSS, en el ISSSTE
o en una secretaría, deberían tener una visión más amplia sobre lo que podríamos mejorar, algo que impactara en la población y en su salud. Muchos de los procesos que estuve llevando a cabo se hacen así desde los años sesenta porque es lo que funcionaba antes y creemos

que es lo que funciona ahora y la realidad es que no es así. Entonces me encontré con este tipo de situaciones durante mi paso por esa dirección”.

“Llegué aquí el 17 de abril de 2022 para comenzar de inmediato con el Doctorado. Fue un proceso complicado, pero fue más complicado despedirse de México, de la familia, de los amigos. El trabajo es un ámbito importante de la vida de todas las personas, pero sin duda dejar atrás a tus seres queridos, a tu país, tu identidad…”

“Es un shock, la verdad es que sí es fuerte”.

“Bueno, se escucha extraño, pero en esta ocasión el COVID jugó a mi favor porque en ese momento todavía había muchas medidas para evitar la propagación del virus. Y nosotros, como extranjeros, estábamos obligados a pasar 10 días en algún lugar que el gobierno japonés decidió, así que estuvimos en un hotel, cada uno en su cuarto. Nos dejaban la comida afuera de la puerta, solo nos tocaban el timbre y esas fueron mis semanas de inducción: él
tiempo que estuve en el hotel”

“Había un compañero mexicano que también estaba viajando e ingresando al mismo programa que yo. Por fortuna, nos compraron el vuelo a los dos juntos en la misma fecha. Entonces no me fui sola, nos fuimos acompañados los dos en el viaje de 14 horas y cuando llegamos, pues ya teníamos nuestros contactos. Aunque solamente aceptan un estudiante al año, él entró al mismo programa que yo por razones de COVID así que nos mandaron al mismo tiempo”

“La universidad tiene un centro que se llama Juric, que es el área de intercambio académico de Juntendo. Ellos están a cargo de todas las personas que vienen de algún otro país a Japón a estudiar algún posgrado. Se encargaron de la logística de llevarnos del aeropuerto al hotel y después del hotel al dormitorio de la Universi-

dad. Nos apoyaron muchísimo porque sí es un
poco complicado llegar aquí. Japón es enorme
y sin hablar el idioma, pues lo hace muchísimo
más difícil”

“El Departamento de Salud Global es de reciente creación. Mi compañero, el otro estudiante mexicano y yo, somos la segunda generación del Doctorado. Cuando nosotros llegamos solamente había 3 estudiantes más. Una estudiante a la que le faltaban 2 años para graduarse. Y otras dos que iban un año delante de nosotros. Éramos muy pocas personas y por eso mismo creo que la convivencia con mis compañeros fluyó. Nos conocíamos muy bien y además dos de mis compañeras vivían también aquí en el dormitorio. Nos ayudaron también con algunas cosas que nadie te dice, por ejemplo, dónde puedes conseguir un número celular o sugerir alguna compañía para contratar el servicio de Internet. Todo con la idea de poder comunicarte porque a pesar de que Japón es el primer mundo, hay muchas fallas en el internet. No teníamos internet en los dormitorios. ¡En México hay Wi-fi en todos lados!, pero en Japón es raro eso”.

“Culturalmente, me sorprende mucho la baja cantidad de extranjeros que hay. Es muy extraño cruzarte con alguna persona que no luzca como asiático. Otra cosa es que el porcentaje de la población que habla inglés es bajísimo. Esa barrera del idioma es muy difícil, porque el idioma japonés es muy diferente a los idiomas parecidos al español o, por ejemplo, a francés. Ahí uno puede captar algunas cosas, pero con el japonés, no. Sorprende mucho eso. Creo que es un país de primer mundo y uno esperaría ver mucha diversidad y la realidad es que no la hay. Sí lo ven a uno raro”.

“Por ejemplo, en la academia ha sido, no diré qué fácil, porque no es un proceso fácil, pero sí, nuestros profesores han sido muy amigables y los jefes de nuestro departamento son personas muy amables, muy cálidas, que siempre están en contacto con nosotros tratando de ver cómo nos pueden ayudar. Se han vuelto nuestros amigos. Nuestros profesores son más que eso, nos han guiado no solo académicamente, sino también cultural y personalmente. Y justo al ser un departamento de nueva creación y al conocernos a todos, se ha implementado una regla —que no es regla, pero que es muy entendida— de que como hay diferentes nacionalidades en el mismo departamento y el único común denominador es el inglés, todos hablamos inglés para comunicarnos. Y eso es algo que no se ve en otros departamentos de la universidad”.

“Yo creo que en los problemas de salud pública tenemos muchas cosas en común: el envejecimiento de la población, las enfermedades no transmisibles, el acceso a la salud, son temas globales y en los que todos hablamos el mismo idioma. En el contexto de México y las características muy particulares del país, creo que me han dado una perspectiva distinta que he podido compartir con mis profesores acá. Por ejemplo, al realizar una simple encuesta, porque acá todo es muy tecnológico. Entonces me dicen: que lean el código QR con el celular o con el iPad o cualquier otro dispositivo; y eso es bueno, pero ¿qué pasa con los que no traigan celular? ¿Y los que no utilizan algún medio digital? Y entonces justo ahí es donde les sorprende: ‘¡Ah pues es que en eso no pensamos, porque la población de acá, la mayoría utiliza uno!’.

Entonces, creo que venir de un país como México, que es muy rico en muchas cosas, pero que es a la vez tan, tan diverso en otras, permite identificar cuestiones que a lo mejor a alguien que siempre piensa en un mundo muy perfecto se le van por alguna u otra razón”. La charla ha fluido sin reparo en el tiempo. El sol comienza a asomarse en este lado del planeta y Sandra sonríe: “Carlos, ya está amaneciendo”, “sí, y yo no quiero desvelarte”. Es tiempo de hablar de similitudes en rezagos y retos entre ambos países. Japón vive desde hace tiempo el gran reto de ver a su población envejecer, y recientemente ve cerrar escuelas de educación básica y ofrece incentivos para que las mujeres
se embaracen.

“Uno de los retos que creo que compartimos, y ahí Japón nos lleva delantera, es el índice de dependencia. En Japón, hay ya tres adultos mayores por cada persona que sí es económicamente activa. En México, estamos al revés, hay 2 jóvenes por cada adulto mayor. Pero no es

tamos muy lejos. En 2030, se espera que esta relación sea de uno a uno. O sea, una persona que tiene una familia, además de que deberá alcanzarle para mantener a su familia, le va a tener que alcanzar para mantener a su mamá o a su papá. Esa es una similitud. Están implementando estrategias en este momento, creo que no lo vieron venir porque su sistema, tanto de salud como económico y demás, les había alcanzado muy bien hasta este momento. Ahora están volteando a ver modelos comunitarios para la atención integral de los adultos mayores y que se están implementando. Están creando centros en donde están apostando a que la dependencia sea a edades mucho mayores. Habían alcanzado el nivel de dependencia a los 65 años, ahora apuestan por tenerlo a los 75 años. Creo que nosotros, en México, estamos en muy buen momento de adoptar este sistema antes de que lleguemos a la situación de Japón porque no lo vamos a hacer en las mismas condiciones. Y eso es una realidad”.

“Sí, creo que se están haciendo muchas cosas bien en México. Por ejemplo, nosotros ya contamos con dos institutos que son los más importantes: el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) y el Instituto Nacional de Geriatría (INGER) que están creando políticas públicas justamente enfocadas a este sector de la población. Ya existen, por ejemplo, residencias de día que ha implementado el INAPAM, en donde los adultos mayores pueden pasar cierta parte del tiempo mientras sus familiares están trabajando.”

“Exactamente como una guardería. Y sí creo que esto es el contraste de cosas que se están haciendo bien. Lo que se está haciendo bien es crear estas instancias y nosotros tenemos que

mejorarlas. Que nuestro reto no sea: ‘¡Ay pobrecito, fueron a dejar al adulto mayor al asilo!’, sino: qué bueno que lo fueron a dejar a un asilo porque está recibiendo la atención, la mejor atención que le van a poder dar, ¿no?, y entonces él o ella van a ser un adulto mayor más feliz por el simple hecho de acudir a estos lugares”.

“Muy diferente. Para empezar, digo, estudiante de medicina y luego de maestría y luego de residencia, y nunca me había salido de mi casa. Fui una estudiante eterna y viví en casa de mis papás todo el tiempo. Es un reto nada fácil. Ese salto que no me había atrevido a dar, ya sea por las circunstancias o miedo o lo que sea, pues lo di, pero bien grandote. Al inicio es complicado saber que llegas y que nadie te espere en casa”.

“Exactamente. O ni siquiera caliente. En ocasiones ni comí. Es algo importante de lo que no se habla mucho, pero el independizarse cuesta trabajo, pero es un crecimiento personal bonito, ¿no? Un poco eso y entender que hasta que no vives en otro país y en otro contexto, con otras costumbres, cuando entiendes que de verdad la cultura te hace distinto y eso no está mal. En México, las personas son muy cálidas, te dan un beso y un abrazo cuando apenas te conocen, o te dan la mano y demás, aquí en Japón, uno no sabe qué hacer, si dar el abrazo o el beso y las personas se desconciertan, se sacan de onda. Entendí que no te lo tienes que tomar personal sino saber cómo es tu cultura y que así son ellos y que existen otras maneras de vivir la vida y de ver los escenarios y de tratar con las personas”.

“Ir al supermercado ya es algo complicado, el simple hecho de buscar leche. Es como: no tengo la menor idea cómo la vendan, aquí todo es muy diferente. Y preguntar también es complicado. Una ventaja que se tiene es que, a pesar de las culturas tan distintas y a pesar de que no hay tantas personas extranjeras acá, la mayoría de las personas aquí en Japón se caracterizan por ser personas muy amables. Siempre que te pueden ayudar lo van a hacer. Y lo van a hacer de muy buena manera.

Entonces, la verdad es que sí agradezco que a pesar de que no se siente esa calidez mexicana, la amabilidad se da el 100% de las veces. Además, el japonés es único. Oscurece muy temprano. Amanece a las 5 de la mañana. En mi casa en México, solía despertarme de acuerdo con mis horarios de trabajo, pero acá ya te está dando el sol en la cara a las 5 de la mañana. Generalmente despierto bastante temprano y como a la universidad tenemos que ir a las 10:00 de la mañana para aprovechar justamente este tiempo, pues me he dado cuenta de que sí me gusta cocinar y no soy tan mala, o tal vez es el hambre, que ya todo sabe bien.

También aquí la actividad física es muy importante para los japoneses. Yo en México no era tan activa, pero cuando llegué acá y al ver que hasta mi profesor llegaba en bicicleta al trabajo y demás, y que tengo 4 horas como para gastar el tiempo, me inscribí a un gimnasio que queda cerca de la universidad. Voy temprano a nadar, me preparo aquí el desayuno y de ahí me paso a la universidad. La verdad es que no preparo comida porque en la universidad tienen una comida muy rica, está caliente y no es tan cara. Salgo a las 5 o 6 de la tarde, tal vez tenemos alguna reunión con nuestros profesores o alguna reunión virtual o si no, tenemos algunos espacios en donde podemos estudiar. La universidad es como un mini campus. La universidad tiene varios edificios, entonces uno puede

elegir en dónde quedarse y la verdad es que es muy bonito tener espacios tan lindos, para estudiar, espacios con Internet. Aquí es esencial el aire acondicionado, justo en esta época hace mucho frío. Tenemos temperaturas bajo cero entonces uno debe tener la calefacción; y en verano, que es muy caliente y húmedo, aire acondicionado. Hay espacios en donde uno tiene sillones o una especie de camas, incluso por si uno está como muy cansado o alguna cosa. Así pues, descansas un ratito y luego ya te pones a trabajar otra vez. A mí me ha resultado muy cómodo quedarme en la universidad toda la jornada, incluso si mis clases terminan a la una o dos de la tarde yo decido regresar a casa hasta las 5 o 6. Regreso, ceno a las 6:00 de la tarde, y a esa hora también hago el súper. Hay un súper, justamente a la vuelta de la esquina de mi departamento, y una cosa muy padre de los supermercados japoneses es que a partir de las 6 de la tarde hay muchas cosas que tienen descuento, alimentos como carne o pescado o de esas que tienen poquita caducidad uno puede ir y comprar cosas mucho más baratas. Entonces también es conveniente”.

“Después de mi familia, la comida totalmente”.

“Sí, pero no es igual. Hay un par de lugares que importa alimentos de algunas otras partes del mundo, incluido México. Entonces, por ejemplo, tortillas, sí he encontrado, algunos chiles en lata o en botella, sí hay lugares en donde uno puede conseguir algunos ingredientes con los que cocinar y he encontrado también un par de lugares que venden tacos, que la verdad es que son muy buenos, o sea, hay mexicanos acá que han puesto sus locales y bueno es comida mexicana”

“Solamente muchas gracias por el espacio y por el seguimiento, y por hablar conmigo en español. Después de hablar con otras personas en otro idioma o de estar escuchando conversaciones en japonés —que la verdad es que todavía no puedo hablarlo ni entenderlo al 100%—es bonito. Muchas gracias por la charla, muchas gracias por el espacio. Y pues solamente agregaría, que yo creo que el Instituto tiene muchísimas colaboraciones. Y decir solamente que, sí es un proceso difícil, pero que te enriquece mucho la vida. Entonces, yo creo que
vale la pena, no solamente en el ámbito profesional, sino también en el ámbito personal.
Gracias a ti y gracias al Instituto Nacional de Salud Pública porque creo —para empezar—que sin ustedes no estaría acá y no habría conocido acerca de JICA y su convocatoria. Solamente sería eso, Carlos”.
Es hora de dormir en Japón. Es hora de comenzar el día en México, hora de que la ESPM felicite a una de sus orgullosas egresadas y de reafirmar su compromiso en la búsqueda de oportunidades para complementar la formación de sus estudiantes. ¡Enhorabuena Sandra!

*El Mtro. Carlos Eduardo Linares Reyes es el
Jefe del Departamento de Vinculación e Intercambio Académico en la Escuela de Salud
Pública de México.

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