El suicidio es el acto de quitarse la vida de manera deliberada, y posee grandes implicaciones sociales, económicas y de salud a nivel mundial.
La organización mundial de la salud (OMS) estima que aproximadamente 700, 000 personas se suicidan cada año1 En México las cifras de suicidio pasaron de 2,851 en 1990 a 7,634 en 2017, lo que equivalen a cuatro suicidios por cada cien mil habitantes en 1990, que pasaron a 5.9 en 2017, un incremento del 47.5 % en menos dé tres décadas2. La península de Yucatán es una de las regiones con tasas más elevadas de suicidio en las estadísticas nacionales. Por ejemplo, Campeche, Quintana Roo y Yucatán presentaron los mayores índices de suicidio tanto en 1990 como en 20172. Previo al suicidio existe una conducta suicida, por lo que es fundamental su diagnóstico. La conducta suicida se diagnostica por el psiquiatra a través de instrumentos clínicos; pero dada su complejidad, en ocasiones no se detecta de manera oportuna, consumándose el suicidio. El objetivo central del proyecto IXTAB es la medición de moléculas en sangre para identificar potenciales biomarcadores de la conducta suicida.
¿Cuál es la situación del suicidio en la península de Yucatán?
En la página 53 del códice Dresde de los mayas se aprecia un pictograma femenino que hace referencia a una deidad del suicidio, la cual se ha denominado como Ixtab, cuya traducción literal equivale a la mujer de la horca o de la cuerda, o diosa del suicidio (Figura 1). Esto ha especulado una relación entre las elevadas tasas de suicidio regional y la población Maya de la península; sin embargo, permanece como especulación, pues algunos expertos opinan que el pictograma no hace referencia a una deidad del suicidio.
Lo que es innegable, son los elevados índices de suicidio en la región. A lo largo de la última década, los estados peninsulares han mostrado tasas que superan e incluso duplican la media nacional. Aunque Campeche ha presentado algunas fluctuaciones en las cifras de los últimos años, si se compara las tasas de 2012 con la de 2021 se aprecia un aumento de 48.83 %. En Yucatán el incremento fue de 90.43 %; mientras que Quintana Roo mostró una tendencia a reducirse (10.24 en 2012 vs 9.48 en 2021) (Figura 2).
Figura 2. Tasa de suicidios en la península de Yucatán. Las tasas se calcularon tomando los reportes de casos de suicidios anuales del INEGI y considerando las cifras de proyecciones de población anual, de acuerdo con datos del CONAPO.
¿Qué moléculas pueden ser biomarcadores de diagnóstico de la conducta suicida?
Serotonina
Se ha observado que el sistema serotoninérgico, particularmente la serotonina, se encuentra alterado en la conducta suicida. Los niveles séricos y plaquetarios de serotonina en individuos con reciente intento de suicidio son más bajos comparados con voluntarios sanos3. Otras investigaciones reportan que los niveles de serotonina son incluso más bajos en sangre de individuos con depresión y conducta suicida que en pacientes deprimidos sin esta conducta4. Así, la serotonina sérica podría funcionar como un biomarcador de diagnóstico de esta conducta.
MicroARNs
Son una familia de ARN pequeños no codificantes (~22 nucleótidos) que participan en la regulación génica a nivel postranscripcional. Múltiples miARNs se han encontrado expresados diferencialmente en los cerebros postmortem de suicidas, y en fluidos biológicos de pacientes con conducta suicida se ha visto cambios de la expresión de miARNs como: miR-124-3p, miR425 3p, miR-132, miR-1825 A pesar de que se han identificado algunos miARNs asociados a la conducta suicida, es necesario que con herramientas moleculares actuales se pueda generar una firma molecular de la conducta suicida.
Citocinas
Estas moléculas juegan un papel clave en procesos proinflamatorios y antiinflamatorios, por lo que su desequilibrio ocasiona modificaciones en el sistema nervioso central, principalmente en regiones cerebrales relacionadas con la emoción y motivación. Se han observado diferencias en los perfiles inflamatorios entre individuos deprimidos con riesgo suicida y controles. Por ejemplo, el índice inflamatorio (IL-6 y proteína C reactiva) en suero de individuos deprimidos con alto riesgo suicida es mayor que en los pacientes deprimidos con bajo riesgo suicida6. Algunos estudios sugieren que los niveles de citocinas distinguen entre individuos con trastornos psiquiátricos con conducta suicida y aquellos pacientes sin rasgos de suicidabilidad7.
conducta suicida respecto del grupo control. También se han identificado los municipios con cifras elevadas de suicidio y conducta suicida. Se espera que a la conclusión de la tercera etapa se pueda proponer un panel de moléculas como potenciales biomarcadores de diagnóstico. Una perspectiva ambiciosa, es validar la utilidad de estas moléculas en otras poblaciones nacionales. Si los resultados son consistentes, podría proponerse como una herramienta complementaria para el diagnóstico de esta conducta, esperando una adopción paulatina por los servicios de salud mental. Finalmente, los esfuerzos del PRONAII de salud mental y adicciones del CONAHCYT tienen como objetivo común contribuir con la reducción del suicidio a nivel nacional, particularmente en zonas prioritarias como la península de Yucatán, Chihuahua y Aguascalientes.
Proyecto IXTAB
Es un proyecto de tres etapas, financiado por él CONAHCYT, y forma parte de un grupo de proyectos de salud mental, enfocados en estudiar y solucionar los problemas de salud mental y de adicciones en México. IXTAB es un proyecto de investigación multidisciplinario, donde participan expertos en disciplinas como: psiquiatría, neurobiología, toxicología y trabajo social. Es interinstitucional, participan universidades tanto públicas como privadas, hospitales de segundo nivel de atención e institutos de investigación nacional. Los objetivos principales son: 1) identificar las zonas prioritarias en el estado de Campeche, 2) medir y evaluar un panel de moléculas (serotonina, citocinas y miRNAs) en sangre de pacientes con conducta suicida e individuos sin esta condición, 3) identificar factores de riesgo psicosociales en la población campechana, y 4) implementar un programa piloto de intervención social (Figura 3).
Actualmente, este proyecto se encuentra culminando la etapa dos, y se han colectado cerca de 90 muestras de sangre de pacientes con conductas suicida del estado de Campeche, las mediciones analíticas de serotonina sérica han
mostrando niveles más bajos en pacientes con
Figura 3. Proyecto IXTAB. Se identifica a Campeche como una zona prioritaria y se muestra los factores de riesgo. Se aprecia la estrategia del proyecto, indicando las moléculas que se evaluarán y las actividades de intervención social.
Referencias
1. OMS. Suicidio Datos y cifras. WHO; 2021. Consultado el 24 de octubre de 2021. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide.
2. Cervantes CAD, Montaño AMP. Estudio de la carga de la mortalidad por suicidio en México 1990-2017. Rev Bras Epidemiol. 2020;23:e200069. http://dx.doi.org/10.1590/1980-549720200069
3. Spreux-Varoquaux O, Alvarez JC, Berlin I, Batista G, Despierre PG, Gilton A, et al. Differential abnormalities in plasma 5-HIAA and platelet serotonin concentrations in violent suicide
attempters: relationships with impulsivity and depression. Life Sci. 2001;69(6):647–57. http://dx.doi.org/10.1016/s0024-3205(01)01158-4
4. Pandey GN, Dwivedi Y. – Peripheral Biomarkers for Suicide. En: The Neurobiological Basis of Suicide. CRC Press; 2012. p. 434–51.
5. Dwivedi Y. MicroRNAs in depression and suicide: Recent insights and future perspectives. J Affect Disord. 2018;240:146–54 ttp://dx.doi.org/10.1016/j.jad.2018.07.075
6. O’Donovan A, Rush G, Hoatam G, Hughes BM, McCrohan A, Kelleher C, et al. Suicidal ideation is associated with elevated inflammation in patients with major depressive disorder: Research article: Suicidal ideation and inflammation. Depress Anxiety. 2013;30(4):307–14. http://dx.doi.org/10.1002/da.22087
7. Black C, Miller BJ. Meta-analysis of cytokines and chemokines in suicidality: Distinguishing suicidal versus nonsuicidal patients. Biol Psychiatry. 2015;78(1):28–37. http://dx.doi.org/10.1016/j.biopsych.2014.10.01