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En México, el cáncer de próstata ocupa el primer lugar como causa de muerte por cáncer en hombres (Figura 1).1 Se estima que, en 2019 por cada 100,000 hombres, se presentaron alrededor de 52 casos nuevos y 19 muertes por este cáncer.2 Sin embargo, la magnitud del problema varía a lo largo del país y está relacionado con el desarrollo económico estatal. El mayor número de casos nuevos se observó en Sinaloa (85.2 por cada 100,000) y Baja California Sur (74.9 por cada 100,000); mientras que Puebla (36.1, por cada 100,000) y Oaxaca (33.8, por cada 100,000), mostraron la menor frecuencia. La mortalidad muestra diferencias similares. Hasta el 2013 la mortalidad por cáncer de próstata a nivel nacional incrementó un 2% anual y éste fue mayor (7%) en los estados más pobres3; en 2019, la mayor mortalidad se observó en Guerrero (29.8 muertes por cáncer de próstata por cada 100,000)2. La falta de información dificulta conocer cuál es la sobrevida después del diagnóstico. No obstante, en un estudio realizado con hombres sin seguridad social4 se observó que en promedio el 69% sobrevive a los cinco años después del diagnóstico y este porcentaje varía de acuerdo al nivel de

pobreza del municipio de residencia habitual. En los municipios menos pobres, la supervivencia a los 5 años después del diagnóstico fue de 72%, mientras que en los muy pobres fue del 54% y disminuyó al 47% entre aquellos cuyo cáncer al momento del diagnóstico fue considerado como de mal pronóstico (alto riesgo oncológico)4.
Un mayor número de casos puede ser debido a que están presentes características que favorecen la aparición de la enfermedad (factores de riesgo) o una mayor capacidad de diagnóstico. En contraste, la mortalidad y la supervivencia reflejan falla en el diagnóstico y tratamiento oportuno. A diferencia de los países desarrollados (Estados Unidos y algunos países europeos) donde existe un programa de detección temprana y la mayoría de los casos se detectan en etapas tempranas, los pocos estudios realizados en el México5,6 sugieren que alrededor del 70% de los hombres al momento del diagnóstico son clasificados con cánceres poco diferenciados o de mal pronóstico.
Entre las características relacionadas con este cáncer (Figura 2), las principalmente identificadas son: el aumento en la edad, el antece-


dente de familiares que hayan tenido cáncer de próstata, y ser afrodescendiente. Entre los 40 y 60 años se pueden presentar algunos casos; sin embargo, en México el mayor número se observa entre los 65 y 70 años2. Los hombres cuyos abuelos, padres o hermanos han tenido cáncer de próstata, tienen hasta cuatro veces más probabilidad de presentarlo7, y si la madre o las hermanas han tenido cáncer de mama u ovario, también aumenta el riesgo8. Haber tenido gonorrea5, haber fumado más de 15 cigarrillos al día a lo largo de la vida9, así como haber aumentado su peso desde la adolescencia, alcanzando sobrepeso u obesidad en la edad adulta10, también son causas que favorecen el desarrollo de este cáncer en población mexicana. Por su parte, hacer al menos 150 minutos de actividad física moderada (caminata rápida) o 75 minutos de actividad física vigorosa (fútbol) por semana a lo largo de la vida11 y consumir preferentemente alimentos de origen vegetal12, reducen las posibilidades.
Obtener un diagnóstico a tiempo depende de la capacidad que tienen los servicios de salud para dar una adecuada atención y más importante aún, es que los hombres sean capaces de identificar el problema y buscar una consulta médica. Para ser capaz de identificar que requiere de una atención médica, el hombre tiene que conocer cómo se manifiesta la enfermedad y cómo se puede detectar, ya que en etapas tempranas generalmente no existen síntomas. La mayoría de los síntomas13 son inespecíficos (Figura 3) y se presentan cuando el cáncer está en etapas avanzadas. De ahí que la revisión médica regular, así como la identificación de los algunos problemas urinarios, sean tan importantes.
Los métodos diagnósticos incluyen: el tacto rectal y la determinación en sangre del antígeno prostático (Figura 4). El antígeno prostático es una proteína producida solo por la próstata, que aumenta tanto en condiciones benignas o en presencia del cáncer. Por lo anterior, es necesario que un médico, preferentemente un urólogo, realice un tacto rectal, para determinar el tamaño y la consistencia de la próstata; un aumento en la consistencia sugiere un proceso maligno. El tacto rectal es una forma de

diagnóstico que se contrapone con aspectos culturales fuertemente arraigados. La vergüenza o el temor a ser catalogado como homosexual, aún cuando existan síntomas, dificultan la aceptación de este método diagnóstico.
De acuerdo con la norma oficial mexicana para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, vigilancia epidemiológica y promoción de la salud sobre el crecimiento prostático benigno (hiperplasia de la próstata) y el cáncer de próstata (tumor maligno de la próstata)14, la revisión médica debe hacerse de forma anual. Algunos estudios sugieren que se debe iniciar a partir de los 50 años y otros, un poco más temprano. Sin embargo, en lo que existe consenso es que en aquellos hombres que han tenido padre o hermanos con cáncer de próstata, así como, aquellos que tengan antecedentes de mamá o hermanas con cáncer de mama, esta revisión debería ser a partir de los 40 años. Finalmente, es importante tener en cuenta que existe publicidad acerca de algunos productos milagro que independientemente de que sean derivados naturales o efectivos, antes de considerar su uso, es necesario contar con la revisión y opinión de un especialista.


Figura 1. Situación del cáncer de próstata en México.

El cáncer de próstata ocupa el primer lugar como causa de muerte por cáncer en hombres.

En 2019 se registraron 52 casos nuevos de cáncer de próstata por cada 100,000 hombres

y 19 muertes por cáncer de próstata

La detección se realiza en etapas avanzadas. Al momento del diagnóstico, al rededor del 70% de los cánceres son clasificados como de mal pronóstico.

Adaptado de Beltrán-Ontiveros SA et al. 2022

Figura 2. Factores asociados con el cáncer de próstata.

Figura 3
Figura 4

Bibliografía:
1. Ferlay J, Ervik M, Lam F, et al. Global Cancer Observatory: Cancer Today. Lyon, France: International Agency for Research on Cancer. (2020). [Consultado el 01 Nov 2022]. Disponible en: https://gco.iarc.fr/today, accessed
2. Beltrán-Ontiveros SA, Fernández-Galindo MA, Moreno-Ortiz JM, et al. Incidence, Mortality, and Trends of Prostate Cancer in Mexico from 2000 to 2019: Results from the Global Burden of Disease Study 2019. Cancers (Basel). 2022 Jun;14(13):3184.
3. Torres-Sánchez L, Espinoza-Giacinto R, Rojas-Martínez R, et al. Prostate cancer mortality according to marginalization status in Mexican states from 1980 to 2013. Salud Publica Mex. 2016 Nov; 58(2):179-86.
4. Torres-Sánchez LE, Hernández-Pérez JG, Escamilla-Nuñez C, et al. Disparities on prostate cancer survival in Mexico: a retrospective cohort study. Salud Publica Mex, 2023 [citado 27 de julio de 2023];65(3,may-jun):236-44. Disponible en: https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/14266 5. Vázquez-Salas RA, Torres-Sánchez L, López-Carrillo L, et al. History of gonorrhea and prostate cancer in a population-based case-control study in Mexico. Cancer Epidemiol. 2016 Feb; 40:95-101. doi: 10.1016/j.canep.2015.12.001.
6. Gómez-Guerra LS, Martinez-Fierro ML, Alcantara-Aragon V, et al. Population based prostate cancer screening in north Mexico reveals a high prevalence of aggressive tumors in detected cases. BMC Cancer. 2009 Mar 24;9:91. doi: 10.1186/1471-2407-9-91.
7. Johns LE, Houlston RS. A systematic review and meta-analysis of familial prostate cancer risk. BJU Int. 2003 Jun;91(9):789-94. doi: 10.1046/j.1464 410x.2003.04232.x.
8. Martínez-Nava GA, Gómez R, Burguete-García AI, et al. BRCA1 and VDR gene polymorphisms are associated with prostate cancer risk in Mexican men. Mol Carcinog. 2020 Jun;59(6):629-639. doi: 10.1002/mc.23187.
9. Jiménez-Mendoza E, Vázquez-Salas RA, Barrientos-Gutierrez T, et al. Smoking and prostate cancer: a life course analysis. BMC Cancer. 2018 Feb; 18(1):160. doi: 10.1186/s12885-018-4065-7.
10. Hernández-Pérez JG, Torres-Sánchez L, Hernández-Alcaráz C, et al. Metabolic Syndrome and Prostate Cancer Risk: A Population Case-control Study. Arch Med Res. 2022 Sep;53(6):594-602. doi: 10.1016/j.arcmed.2022.07.003.
11. Vázquez-Salas RA, Torres-Sánchez L, Galván-Portillo M, et al. Association between life-course leisure-time physical activity and prostate cancer. Salud Publica Mex. 2022 Apr; 64(2):169-178. doi: 10.21149/12540.
12. Galván-Portillo M, Vázquez-Salas RA, Hernández-Pérez JG, et al. Dietary flavonoid patterns and prostate cancer: evidence from a Mexican population-based case-control study. Br J Nutr. 2021 Jul;127(11), 1695-1703. doi:10.1017/S00071145210026462021
13. Merriel SWD, Funston G, Hamilton W. Prostate Cancer in Primary Care. Adv Ther. 2018 Sep;35(9):1285-1294. doi: 10.1007/s12325-018-0766-1.
14. NORMA Oficial Mexicana NOM-048-SSA2-2017, Para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, vigilancia epidemiológica y promoción de la salud sobre el crecimiento prostático benigno (hiperplasia de la próstata) y cáncer de próstata (tumor maligno de la próstata). Rev CONAMED 2018; 23(3): 110-125.

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