Riesgo en salud por contaminantes atmosféricos en el Soconusco.

INTRODUCCIÓN

El clima y el tiempo han repercutido en la salud y bienestar de las poblaciones. El impacto del calentamiento global se observa tanto en individuos y comunidades como en los ecosistemas del planeta. Actualmente, el clima ha cambiado y pone en riesgo la salud humana, a través de super-tormentas, inundaciones, olas de calor, sequías, incendios forestales, provocando tormentas de polvo, desertificación y degradación de la tierra.¹

La quema agrícola abierta es la práctica tradicional más visible y utilizada para eliminar residuos de cosechas, maleza, hierba, aves y ganado, así como los residuos de los insumos agrícolas utilizados en la producción (botellas, envases de insecticidas y fertilizantes) siendo esta una actividad arraigada en la cultura del agricultor². En los últimos años, esto constituye una fuente importante de contaminantes a la atmósfera como metano, monóxido de carbono, bióxido de nitrógeno y partículas menores
a 10 micras. La extensión del humo generado por las quemas agrícolas produce plumas de contaminantes que cubren un área de 10 km de ancho por 30 km de largo.³

Otra actividad importante de los habitantes es la disposición clandestina y quema abierta de residuos de basura, sólidos domésticos e industriales, generando abundantes emisiones de contaminantes atmosféricos; esto por no contar con sistemas de recolección adecuados. En América latina se estimó que en 1995 se generaron diariamente 275,000 toneladas de residuos sólidos urbanos, prevaleciendo en tiraderos a cielo abierto y quemados sin tratamiento alguno. La quema abierta de residuos sólidos y desechos resulta en un peligroso cóctel de emisiones que se liberan a la atmósfera y la tierra, representando un riesgo para poblaciones, trabajadores y ambiente⁴.

EXPOSICIÓN, BASURA Y TÓXICOS
AMBIENTALES

La exposición es una función del tiempo y del espacio; las personas viven expuestas a una variedad de compuestos y niveles de contaminantes en función de su ocupación, actividad, costumbres y estilo de vida⁵. Las interacciones entre pobreza, estado nutricional y exposiciones ambientales tienen efectos adversos en la salud. La concentración de un contaminante varía con el tiempo, la exposición dependerá no solo del tiempo que ha permanecido en el lugar sino también del instante específico⁵.
En la incineración de residuos sólidos de basura residencial, el fuego a nivel del suelo genera y libera humo, ocasionando que los

contaminantes generados no se dispersen o diluyan, afectando la salud de las personas y las poblaciones vecinas. Las cenizas de la quema contienen compuestos tóxicos que pueden esparcirse en el aire, suelo y agua. Estos tóxicos pueden transferirse a las personas que inhalan,
ingieren aire o alimentos contaminados. Por lo
que no basta evitar la columna o nube de humo
para eliminar el potencial peligro a la salud⁶.

En el estado de Chiapas, se generan más de cinco mil toneladas de basura al día, 342 generadas en Tapachula. La composición de los residuos sólidos urbanos generados fue: 51% residuos orgánicos alimenticios y jardinería; 11% plásticos y PET; 8% papel y cartón; 4% vidrio; 3% metales y el restante 23% pañales, unicel y fibras⁷.

PREOCUPACIÓN POR
LOS CONTAMINANTES
ATMOSFÉRICOS

La quema de basura, residuos agrícolas, pastizales, en áreas determinadas durante algunos meses, se convierte en una fuente de contaminación del aire, donde las quejas son por el olor, falta de visibilidad y molestias, como por problemas de salud ocasionados por respirar material particulado y gases suspendidos. Las regiones con malos servicios sanitarios serán las menos preparadas para responder a los cambios.

Todas estas actividades y comportamientos las encontramos en poblaciones de comunidades del Soconusco. Donde cada chiapaneco genera en promedio al día 865 gr de basura, en zonas rurales 500 gr y en zonas urbanas 1.1 kg⁷. La Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural¹¹ pronostica que la calidad del aire en Chiapas para 2023 será desfavorable, ya que las quemas agrícolas se adelantaron, iniciando en diciembre de 2022, detectando contaminantes como gases y partículas menores a 2.5 micras.

Ante esto, es necesario establecer un sistema de vigilancia epidemiológica en salud y comunicación de riesgo para evitar la quema de basura, rastrojos agrícolas y evitar los efectos a la salud por enfermedades respiratorias y sus complicaciones con COVID e influenza en poblaciones vulnerables.